29 de Marzo del 2O11

Creemos saber todo acerca del amor y haberlo experimentado o sufrido en la plenitud de la expresión. Quien ha sentido la sensación de tener albergadas mil mariposas en el estomago o a quien el día se le aya podido arreglar o definitivamente descomponer por un llamada telefónica que nunca llegó, cree conocer con profundidad una realidad que por lo demás es propia de todo ser humano. Pero sin embargo, no basta leer para ser literato, ni con ir al cine para ser cineasta. Del mismo modo, tampoco basta con esa experiencia que nos hace estar fuera de nosotros mismos e inventarnos a un ser con características divinas para afirmar que sabemos y conocemos el amor. Acaso este sea el primer paso que nos prepare para intentar un camino que no es fácil y que requiere de la mayor de las valentías: conocerse a uno mismo para salir al encuentro el otro, pero de un otro real con riqueza y su miseria, un otro a quien no exigiremos que llene nuestros vacíos, si no que comparta el camino de nuestra vida.
Es un camino en el que tal vez no aya tantas alas de mariposas, pero si se corre el riesgo de transitarlo hasta que nos pueda hacer sentir las alas de los ángeles. ¡Vale la pena intentarlo!